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El compromiso chileno con el continente blanco

Columna de opinión Dr. Luis Miguel Pardo, PhD en Biología y académico del Doctorado en Biología Marina de la Universidad Austral de Chile.

Hace unos 33 millones de años, la Antártica cortó su última conexión con el continente americano, comenzando un largo proceso de aislamiento y enfriamiento potenciado por la Corriente Circumpolar Antártica, la más poderosa del planeta.   

Sus comunidades biológicas se adaptaron a este nuevo ambiente dando paso a especies únicas, capaces de soportar las bajísimas temperaturas con novedosos mecanismos fisiológicos (por ejemplo, las proteínas anticongelantes). Sin embargo, lo más sorprendente ocurrió bajo la superficie, lugar donde parece que el tiempo se congeló y nos rememora al periodo del Paleoceno con la presencia de crustáceos, esponjas, gusanos de mar gigantes y coloridas estrellas de mar. 

Esta es, justamente, la riqueza biológica que celebramos en el Día de la Antártica Chilena, la cual como connacionales nos sentimos orgullosos de cautelar junto a 12 naciones firmantes del Tratado Antártico. La Antártica es un ambiente centinela del cambio climático, un reservorio de agua dulce, hábitat de una diversidad biológica única con potenciales soluciones biotecnológicas y médicas para la humanidad, y no menos importante, un pedazo de nuestro planeta destinado a la paz y la ciencia.  

«En este Día de la Antártica Chilena es necesario reforzar aún más nuestro compromiso en la lucha contra el cambio climático y por la creación de una gran área marina protegida en la península Antártica».  

Me podría declarar un afortunado de tener el privilegio de visitar e investigar en el continente Antártico, no obstante, esto también me ha hecho testigo de los cambios dramáticos del paisaje en solo una década. En bahía Fildes (Isla Rey Jorge), donde se encuentra la base de investigación del Instituto Nacional Antártico INACH “Julio Escudero”, cada año hay menos nieve acumulada. Se comienzan a observar atisbos de verdor en las colinas cercanas y la temperatura del agua, medida por sensores submarinos instalados por el centro IDEAL-UACH, registran máximos estivales cercanos a temperaturas típicas de regiones subantárticas.   

Los reportes científicos indican también una drástica reducción del hielo marino de invierno, vital para la sobrevivencia del krill, base de la trama trófica en la columna del agua Antártica. El deshielo es evidente, en especial en la península Antártica, catalogado con una de las zonas del mundo con mayor incremento en su temperatura media en los últimos años. En este Día de la Antártica Chilena es necesario reforzar aún más nuestro compromiso en la lucha contra el cambio climático y por la creación de una gran área marina protegida en la península Antártica.  

Dr. Luis Miguel Pardo.

PhD en Biología y académico del Doctorado en Biología Marina de la Universidad Austral de Chile.

Director de la Escuela de Graduados, Faculta de Ciencias, Universidad Austral de Chile.

Investigador Antártico Centro IDEAL-UACH, Instituto de Ciencias Marinas y Limnologías.